Fuimos a cenar con unos amigos y la pasamos muy bien. El restaurante es hermoso, me encanto! Es una casa ambientada con saloncitos para 8 a 10 comensales cada uno. Las entradas estuvieron fabulosas: croquetas de ibérico y tiradero de robalo. Todos los platos estupendos, pero el short Rib estaba de otro mundo! El sabor, la suavidad de la carne! Los postres muy ricos, pero el de ganache de chocolate con helado de guanábana es espectacular. La atención excelente.